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ARGUEDAS EXPUESTO A UN DEBATE Y A UNA FERREA CRITICA

Ningún escritor peruano lo sufrió alguna vez

Publicado: 2024-02-08




A propósito de Arguedas, la Pontificia Universidad Católica del Perú en el año del 2011 publicó un libro sobre la obra de Arguedas con un título más que subjetivo: “¿He vivido en vano? La mesa redonda sobre Todas las Sangres”, recién nos hemos tomado la libertad de leer y escuchar el C.D. que contiene las voces de los participantes en dicho debate; un arrepentimiento no haberlo hecho con anterioridad, casi como un resentimiento.

Esta mesa redonda se dio cuando José Marías Arguedas se encontraba con vida, hablamos de un 23 de junio de 1965 y se le llamó Segunda Mesa Redonda sobre Literatura Peruana y Sociología, que tuvo lugar en uno de los mejores de los institutos de investigación (para los anglófilos lo conocen como los “Think Tank”) que haya tenido y aún lo tiene el Perú: el Instituto de Estudios Peruanos-IEP, a pesar de haber pasado más de 53 años de dicho evento aún sigue guardando importancia debido a la dimensión y figura de nuestro gran amauta José María Arguedas.

Quienes participaron en dicha mesa redonda, por supuesto José María Arguedas, Jorge Bravo Bresani, profesor de Agraria, San Marcos, UNI, el CAEM y la Academia Diplomática, una persona con amplios conocimientos en Antropología, Ingeniería, filosofía y economía, dentro de sus obras más consultadas son “Mito y Realidad de la Oligarquía Peruana” y “La oligarquía Peruana”; muy amigo de Pedro Beltrán y Manual Ulloa, un empresario como pocos el de conocer la realidad social en la que se desenvuelve, en sus libros cuestiona que la Oligarquía peruana haya tenido o tenga el poder que se le asigna, falleció en el año de 1983.

Otro de los participantes fue Alberto Escobar Sambrano, quien era profesor de UNSM, poeta, crítico literario, filólogo y lingüista, dentro de las muchas de sus obras se puede apreciar “Como leer a Vallejo”, “Lenguaje y discriminación social en América Latina”, “El reto del multilingüismo en el Perú”, “Arguedas o la utopías de la Lengua”, se fue del país durante el gobierno fujimorista, falleció en EE.UU. el año 2000; es importante hacer una descripción de cada uno de los personajes para entender quienes interpelaron la obra de Arguedas en vivo y en directo.

También estuvo presente Henry Favre, era un médico francés, que se ha dedicado a la etnosociología, ha estudiado a los mayas de México y a los quechuas de Perú, profesor del Instituto de Estudios Avanzados de América Latina de París, profesor de las universidades de Quebec, Pittsburgh, Washington DC, México, Lima y Sao Paulo, dentro de sus obras tenemos “La hacienda peruana”, “La oligarquía del Perú”, “Cambio y continuidad entre los mayas de México”, “Los Incas”, “El movimiento indigenista en América Latina”, al parecer estuvo de paso en el Perú con el objeto de realizar sus investigaciones.

Un conocido de todos, Sebastián Salazar Bondy, escritor, dramaturgo, periodista, poeta, crítico literario, es uno de los más premiados nacionalmente, 1947, 1952, 1960, 1962 y póstumamente fue premiado en 1965, murió días después de la mesa redonda el 04 de julio de 1965, dentro de sus obras “Lima la horrible”, “Rodil” “El fabricante de deudas”, La poesía contemporánea en el Perú”, pero su fama se la debe a su celebre ensayo “Lima la horrible” , publicado primero en México, prácticamente reniega de la ciudad, sus dueños y de quienes la dulcifican y la idealizan, hay una descripción de castas y una bien elaborada subordinación para mantenerla.

En el encuentro participó José Matos Mar, antropólogo de la UNMSM y de la Universidad de París, junto a Julio Cotler (Estado Clases y Nación) tiene una de las mejores obras que exponen la realidad social y económica del país, su famosa obra “Desborde popular y crisis del Estado. El nuevo rostro del Perú en la década de 1980” también publicó “Yanaconaje y Reforma agraria en el Perú”, “Perú: Estado desbordado y sociedad nacional emergente”.

José Miguel Oviedo Chamorro, tal vez uno de los mejores críticos literarios que haya tenido el Perú, con una fortaleza humana indesmayable, dos veces se accidentó y las dos veces tuvo que aprender a caminar y hablar como si fuera un recién nacido, compañero de carpeta de Mario Vargas Llosa, su monumental obra lo dice todo sobre la literatura “Historia de la literatura hispanoamericana” en cuatro volúmenes Tomo I: De los orígenes a la emancipación, Tomo II: Del Romanticismo al Modernismo. Tomo III: Posmodernismo, Vanguardia, Regionalismo. Tomo IV: De Borges al presente.

Y, por último, estuvo el ancashino Aníbal Quijano Obregón, sociólogo marxista y mariateguista, profesor de la UNMSM, también profesor de la Universidad de Binghamton de Nueva York, se le ha conocido por sus obras como “Crisis imperialista y clase obrera en América Latina”, Imperialismo y marginalidad en América Latina”, “Dominación y cultura. Los cholo y el conflicto cultural en el Perú”, Nacionalismo, neoimperialismo y militarismo en el Perú. Buenos Aires, Periferia, 1971, Quijano introduce en el debate el termino la cholificación del indio, es un proceso por el cual el campesino indígena, al migrar y asentarse en la ciudad, dejaba de lado elementos de su cultura de origen con el fin de adoptar la cultura criolla u occidental predominante en la urbe, creando en su intento, y de forma inconsciente, una nueva forma cultural que no es occidental ni indígena.

Cómo dice el editor de la obra Guillermo Rochabrum , “quizás ninguna otra reunión intelectual haya tenido tanta resonancia en nuestro medio, ni haya despertado tantas emociones, en general, de adhesión a Arguedas y de censura a quienes lo criticaron”. Nunca hubo un evento académico de tal trascendencia para interpretar, calificar, analizar, reflexionar y criticar la obra de un literato comprometido socialmente como lo era en ese momento José María Arguedas, un escritor en ese momento ya consagrado, por eso era necesario conocer quiénes eran estos intelectuales de pelaje político y social totalmente variopinto que participaron en esta mesa redonda en el año de 1965.

Es importante resaltar que todos somos conscientes que los principales escritores peruanos y latinoamericanos son una suerte de antropólogos o etnohistoriadores al rescate de nuestra matriz cultural y es esto lo que los hace fundamentalmente originales por otro lado en ese camino también Vargas Llosa afirma que la Literatura, debido a la poderosa tradición autoritaria en la historia de los países latinoamericanos y en especial el Perú, ha sido como una válvula de escape para expresar la denuncia de una enormidad de abusos, durante los siglos XIX y XX los asuntos que constituían la mayor preocupación para la gente eran silenciados, los regímenes imperantes ejercitaban la censura encargada de acallar o mitigar las informaciones y las opiniones peligrosas, para bien o para mal, ha sido desde comienzos de la vida republicana el principal y a menudo único vehículo para su exposición pública.

Aparentemente pareciera que fuese un error que en la mesa hubiera científicos sociales y críticos literarios para someter a escrutinio una novela que al final de cuentas resulta ser un invento propio de la imaginación del autor por más que tenga algunas vivencias propias y la descripción de ciertos matices de la realidad de la sociedad peruana, sin embargo esa fue la intención de los organizadores y los participantes de la mesa, acudían a interpretar, criticar, analizar y reflexionar sobre una obra con un contenido social irrefutable desde principio a fin.

No olvidemos que, en los años 1965, la corriente indigenista había llegado ya a su máxima expresión y tal vez estaba en su declive no solo en Perú sino en toda Latinoamérica, como dice Mario Vargas Llosa los escritores indigenistas fueron los primeros en describir las condiciones en que vivían los aborígenes tres siglos después de la conquista española, la impunidad con que eran esquilmados por gamonales y latifundistas, señores de horca y cuchillo que trataban a sus indios peor que ha ganado y los vendían más baratos, precisando que el primer escritor indigenista fue una mujer, una enérgica hacendada llamada Clorinda Matto de Turner (1854-1909).

“Aves sin nido” fue la primera obra de protesta social, se publicó en 1889, donde la escritora establece una crítica en torno a los problemas sociales conflictivos de la época, que nadie quería ver y reivindica para la literatura en tanto que instrumento de transformación social la capacidad de identificarlos y atenderlos fue una pionera adelantada para la época.

Si bien Arguedas está catalogado dentro de la corriente literaria indigenista, sin embargo en sus novelas supera esa etiqueta por cuanto no solo muestra en sus obras, desde Yawar Fiesta, al indio, sino que el mestizo viene hacer el foco de atención como el elemento que va ayudar a la integración entre lo andino y lo occidental, resulta difícil que podamos catalogar a Arguedas como un autor indigenista, en obras como el Sexto, Todas las Sangres y El zorro de arriba y el Zorro de Abajo, donde él refleja o describe un mundo andino que se va costeñizando y un mundo costeño que está impregnado o invadido por el mundo andino, esto último representado por el mestizo, quien viene con una cultura abarcadora en todo aspecto como es la cholificación.

Es importante recordar hasta aquí lo dicho en su oportunidad por don Jorge Basadre respecto a la trascendencia de las sociedades andinas y su cultura, como el fenómeno más importante en nuestra cultura peruana del siglo XX, sobre el aumento de la toma de conciencia acerca del indio entre escritores, artistas, hombres de ciencia y políticos, el indio hoy es un elemento fundamental en nuestra existencia colectiva, pero sin que sea él exclusivo en significación e importancia

Volviendo al tema que nos concierne, consideramos que la organización de los participantes al momento de empezar el debate no fue de lo mejor por cuanto los críticos literarios como Sebastián Salazar y Jesús Oviedo hicieron de lado su capacidad técnica literaria y de lleno fueron a cuestionar los aspectos sociales que la obra de Arguedas refleja, incluso interpelando al autor directamente, por lo que veremos más adelante Alberto Escobar muy inteligentemente precisa que la discusión no puede llevarse sobre una obra que debió haber escrito Arguedas, olvidándose que la obra literaria una vez puesto a disposición al público tiene una vida propia, lo que diga el autor con posterioridad solo será una ayuda orientativa pero jamás podrá establecer una corrección sobre ella, el autor muere con lo que ha escrito; sin embargo uno de los postulados básicos de la interpretación es que resulta imposible cerrar un texto que siempre permanecerá abierto a múltiples interpretaciones y la novela de Arguedas cumple con esa premisa.

En su intervención Alberto Escobar, hace hincapié que al estudioso de las ciencias sociales en su manejo con la obra literaria, le interesa la relación de ese mundo creado con ese mundo real, ya sea en tanto lo atestigua o que lo deforma o lo modifica, y que en ese trabajo genera o puede generar ciertos mitos que a su turno revierten sobre el lector y sobre la realidad, y en esa medida influye sobre la realidad; la obra de José María Arguedas está llena de experiencias, de conocimientos, de antecedentes, de información y también de su lado intuitivo y por ende irracional que lo conduce en la configuración del mundo que crea y que opone como un resultado, como un símbolo al otro mundo distinto y externo, que es el de la realidad.

Pasemos a conocer de manera textual que opinó en aquella ocasión Escobar sobre la obra de Arguedas:

“En crítica literaria, el sentido del mensaje, como un desprendimiento simbólico, como un metalenguaje que emana de la obra literaria, está dado para el crítico no por la suma de los valores semánticos, de los valores de contenido, sino por un proceso de sublimación o de decantación….Podría decir entonces que para mí, acabada la lectura concluida la experiencia que significa revivir muchas experiencias, propias y ajenas en este libro, Todas las Sangres se me manifiesta como una presentación de una imagen total del Perú. Que en esta imagen presencio una serie de conflictos que surgen primero de un círculo pequeño, en el ambiente familiar entre el padre y la maldición de los dos hijos, que luego se desplaza a una pugna entre la familia y el pueblo, que luego se ve al sistema feudal en la pugna entre los intereses de esta gente y los de las comunidades, circundantes, que luego se ensancha viendo diferentes matices en el desarrollo de una mina y en el mantenimiento de un sistema tradicional y un tanto anacrónico de comportamiento humano y de conducta cristiana, que luego deja de ser ya una cédula menor, sea familia, sea pueblo, y se convierte en una pugna de intereses entre un sentido de desarrollo, moderno, mecánico, y un sentido anacrónico y arcaico, de apego a ciertas normas tradicionales y culturales, que finalmente se convierte en una pugna entre súbditos intereses nacionalistas, e intereses económicos extranjeros, y que finalmente todo esto se coordina con una realidad polivalente que se me grafica a mí como un poliedro con muchas cara que refractan la luz que cae sobre él simultáneamente con distintos grados de intensidad y distintos colores, pero que la realidad se da cómo una combinación de todas estas caras y no como ninguna de ellas”

Es evidente que Escobar percibe de la obra de Arguedas un desarrollo materialista, pero que por contraste se aparece de un desarrollo en el cual el hombre sea el centro, y en el cual hay sentido de cultura y derecho a la cultura y cierra con lo siguiente:

“En cierta medida Todas las sangres son, una repartición del Perú, Todas las Sangres es un rostro múltiple del Perú, rostro múltiple y polivalente, y Todas las Sangres es un rechazo de caminos que pueden descartarse apelando a una visión integralista en la que el hombre y su cultura se conjuguen y entreguen un mosaico armónico, en el que los valores de fraternidad y de solidaridad alcancen un rango predominante”

En la crítica de Escobar se nota que no encuentra un creador pesimista en Arguedas, a contrario, reconoce que recoge una realidad del Perú llena de conflictos, donde los intereses y las contradicciones entre las personas es posible que se puedan conjugar, amalgamar, pero sin soluciones finales, y el mejor de los caminos se apuesta a través de la cultura como un comienzo.

Escobar en su intervención postula a una lectura de la narrativa Arguediana, como lo dice Dorian Espezúa, a leerlo de manera antropológica porque esto permite establecer vínculos entre las comunidades académicas de la literatura y las ciencias sociales y porque también hace posible conectar un texto artístico, cuyo soporte es el lenguaje, con el mundo cultural y social que estudia las ciencias sociales y esta manera antropológica de leer a Arguedas no deja de considerar una novela como una novela sino también como una fuente de información de la realidad

Con la participación de Jesús Oviedo se inicia una primera crítica confrontativa a la obra de Arguedas, haciendo notar que es una novela con el inevitable membrete de novela social acentuando la frase “francamente social”, el considera que lo social es la raíz de la misma novela, y en este enfoque nos lleva a su razón de ser, una basta realidad que configuran la imaginación, la realidad misma, la memoria-de la realidad- y, sobre todo, la adhesión espiritual a ese medio.

Oviedo como buen crítico literario se apartan del camino de adjetivar y descalificar, se condujo con mucho respeto sobre la obra de Arguedas y se puso a exponer lo que había detrás de esta novela “francamente social”, su análisis literario se tuvo que desplazar a las profundidades sociológicas, se vio forzado, para describir una realidad social en el Perú la cual tampoco le era ajena:

“Yo veo la novela como un retrato muy cabal, muy complejo, por momentos inasible y por momentos misterioso, no totalmente claro, pero un retrato suficiente de uno de los aspectos fundamentales de la configuración sociológica peruana. Yo veo en la novela de Arguedas un retrato del Perú Feudal; y veo a este mundo feudal en un momento crítico, en un momento especial, en un momento en el cual la configuración feudal del mundo andino se articula dramáticamente-busca articularse- con un contexto capitalista burgués. Yo creo que los dos personajes, aunque profundamente reales, simbolizan estas dos actitudes: Fermín y don Bruno quieren decirnos, cada uno de ellos, que hay dos modos de encarar la realidad, encarar el problema alrededor de cual gira toda la novela. Don Bruno mantiene un tipo- o sostiene un tipo-de ideología (para-ideología) feudal paternalista. Es un hombre que quiere tanto a sus indios que los maltrata, los ama y los hace sufrir; es un duro padre de familias para ellos; y podría cualquier posibilidad de cambio, porque su mundo está configurado de forma vertical, de tal modo que cualquier modificación puede acarrear consecuencias inevitables, dolorosas; en todo caso indeseables. Ese es don Bruno; en cambio don Fermín es un hombre de mentalidad moderna, podríamos calificarlo como un hombre, un burgués, un capitalista de mentalidad burguesa…Como ha dicho Escobar, al comienzo esta pugna es meramente familiar: son dos actitudes que oponen dos hermanos, malditos por su padre. La novela, caudalosamente, mediante recios empujones de su material narrativo, va a transfigurar, a transformar esta anécdota-menor en un comienzo- en una coyuntura que permitirá apreciar estas dos actitudes por un plano social, llano y vasto. E incluso se saldrá la novela del ámbito propiamente andino y nos llevará hasta el medio urbano, hasta Lima, donde veremos cómo la pugna entre los dos hermanos repercute sobre instituciones, sociedades consorcios, realidades que antes parecían intocables de forzar.”

El análisis profundo de Oviedo nos permite conocer de manera subyacente que Arguedas pretende comunicar al lector que hay Perú profundo sometido a relaciones de vasallaje propias del régimen feudal, pero sin dejar de poner el ojo que este régimen feudal se encuentra ya vinculado a relaciones capitalistas las cuales se manejan desde la ciudad capital, es decir ya se percibe un intercambio de ida y vuelta entre la costa y la sierra.

Sebastián Salazar Bondy fue uno de los críticos que impuso mayor acritud en sus análisis sobre la novelística de Arguedas, por cuanto empieza cuestionando la posición del escritor que ha tomado al elaborar su novela, pone en duda que Arguedas postule en ella algo concreto sobre la realidad peruana, si hay previa a su creación literaria una visión del Perú, una concepción, una ideología del Perú, una doctrina del Perú; para concluir que él no encuentra en la obra de Arguedas una unidad de doctrina o una ideología sino al contrario (prescindiendo de los valores puramente literarios y estéticos y de lenguaje de la novela) una doble visión con respecto al Perú, exhibe una doble doctrina y una doble concepción lo cual resulta totalmente contradictoria y creé Arguedas no es consciente de esto.

Entendemos que Salazar Bondy en su análisis si recoge fielmente lo que la novela de Arguedas nos presenta, pero en lo que no está de acuerdo es la trama de sus historias no hay una unicidad, desde su punto de vista, se presentan dos ideologías y dos doctrinas de forma paralelas las cuales no se resuelven en sus contradicciones menos se llegan a fusionar y esta doble visión la exponer de un lado la novela presenta una concepción mágica de la naturaleza, una concepción indígena, un cierto panteísmo, donde las flores se animan como seres humanos , donde los pájaros tienen una condición de símbolos , donde la vida animada e inanimada del mundo manifiesta alegorías, cierta presencia superior hasta cierta presencia divina.

Según Salazar de donde le nace esta visión a Arguedas, le viene según él, de su formación quechua, de su infancia al lado de los concertados, a quienes según su propia confesión él debe tantos, tantos de sus amores y de sus odios. La otra visión tiene que ver con su formación científica, de la cual no puede prescindir, si don Bruno es la posición feuda, la visión mágica quechua, está también al mismo tiempo que esa concepción mágica del mundo que hereda del indígena, está su concepción racional, científica, de la sociedad, por lo que Salazar encuentra en Arguedas una dicotomía de la lucha entre la burguesía nacional y el imperialismo:

“Esto es a mi juicio, un carácter superpuesto, yuxtapuesto, no compenetrado entre dos ideas, dos doctrinas, dos ideologías que conviven en Arguedas y que todavía no se han convertido en una sola; no se han unido no se han confundido en un asola concepción del mundo. Entonces yo creo que por eso es por lo que, si se mira la novela desde un punto de vista sociológico, se encuentran enormes contradicciones. La novela, por ejemplo, parece -y esa es mi impresión de lector- parece que Arguedas toma partido por el feudalismo. Personalmente por ejemplo, pese a que el personaje no está pintado- el retrato de don Fermín es algo que los franceses llamarían un portrait chargé - pese a eso mis simpatías estaban con fon Fermín mis simpatías de lector; porque don Fermín en cierto modo era un paso progresista, un paso hacia adelante socialmente hablando-social y económicamente hablando- Pero yo notaba que el novelista se inclinaba, que el autor se inclinaba, no sé si a pesar suyo, por esa figura mágica divinizada, del feudal; del feudal que hereda su poder y su mando dado a los dioses en el Perú, que fueron los conquistadores”

Esto le sirvió a Salazar Bondy para rematar su intervención, lo que había sostenido en toda su intervención, no le apetece una novela con dos concepciones del mundo por lo que concluye que la novela sociológicamente no sirve como documento, pero deja abierta la posibilidad que haya utilidad en dicha novela si se pueda establecer muy minuciosamente, muy prolijamente, la línea de separación de estos dos mundos, cosa que él cree que es una tarea imposible de realizar.

Esta última idea de Salazar que desliza en su intervención, no es más que el temor interno que develó en su famosa obra “Lima la horrible” y que Félix Terrones nos explica cuando dice que el ensayista inicialmente tiene un talante liberal, pero luego aflora el temor ante la amenaza de ver la aparición de las barriadas en Lima y que ello significaría el cerco de la ciudad, y que la revolución tan cacareada por Salazar Bondy, no sería más que la cínica transformación con el fin de evitar un enfrentamiento y, en el peor de los casos, mantener prebendas que sostiene la vigencia del poder, el mito de la arcadia colonial, la solución para Lima es ceder para protegerse y no integrar para desarrollarse, pues resulta un poco irónico que le exija Arguedas en la novela una solución casi como la suya para Lima.

Hasta aquí fueron las primeras intervenciones de los exponentes sobre la crítica y análisis sobre la obra de Arguedas, por lo que se le permitió tomar la palabra para exponer algunos juicios frente a lo dicho y tal vez hacer algunas precisiones:

“Estoy de acuerdo con Alberto (Alberto Escobar Sambrano) en cuanto de que, en última instancia, en la novela se ofrece una imagen de las luchas de quienes desean en el Perú un mundo de fraternidad, y es posible forjar mediante concepciones científicas y modernas y el capital de la tradición indígena, que está orientada en el sentido de la fraternidad, como la fuerza que llevará a la humanidad en su inevitable camino del ascenso hacia formas en que la realización de las virtudes humanas sean mucho más plenas. En la actualidad hay una lucha universal entre estas dos tendencias: la tendencia que considera que la iniciativa privada es la fuente del progreso; su pregonero en la novela es don Fermín, un poco a la peruana. La otra tendencia es igualmente universal, que abarca ahora a la humanidad entera: no vea en el otro individuo un competidor, sino alguien que le auxilie a hacer lo que él es capaz, a desarrollarse como ser humano en beneficio de los demás seres humanos.”

Y continúa Arguedas sobre lo mismo, hay una imperiosa necesidad interna en él para que se lo entienda y no se lo malinterprete, incluso matiza sus explicaciones con sus propios traumas de niñez que no todo le viene de las ideas aprendidas en los libros sino de las experiencias aprendidas, nos hace recordar a la famosa frase de Vallejo : “Voy sintiéndome revolucionario y revolucionario por experiencia vivida, más que por ideas aprendidas”:

“Quisiera decir de que -y esta advertencia vale únicamente para los que no me conocen como amigos-, de que no soy un erudito; mi formación universitaria es débil. En tal sentido, la fuerza de la tradición, cuanto yo viví en la niñez, en los dolores que se me contagiaron en la infancia, siguen influyendo de manera muy poderosa en cuanto pienso y en cuanto en todo lo que siento como miembro de la sociedad. Digo esto porque estas tendencias de fraternidad, de la posibilidad de crear un mundo mejor, al que todos aspiramos, mediante la colaboración y no la competencia, es posible. Y esta concepción no la he tomado exclusivamente de los libros, sino que primero la sentí, incluso la expuse, cuando no tenía noción ni de lo que eran las ciencias sociales, ni de lo que era antropología, ni de lo que era política. Hay pues una concepción…”

Luego dentro de la exposición se suscita un diálogo entre José María Arguedas y Sebastián Salazar Bondy de la siguiente manera:

“SSB: Yo te quiero hacer una pregunta: don Fermín representa la iniciativa privada, la competencia; ¿quién encarna lo otro?

JMA: Lo otro lo encarna Rendón Willka; está muy claro. Lo encarna del único modo en que es posible hacerlo en una novela: con … con ideas, muy originales, muy eh, muy, muy..eh-diría-verosímiles, en un personaje que padeció y cosechó las experiencias que él, en los diferentes niveles en que vivió y en los diferentes ambientes en que pasó su vida”

Aprovecha la pausa Arguedas para refutar a Salazar Bondy y explicar que no hay una contradicción en la concepción de la obra. No hay una contradicción entre una concepción mágica y una concepción racionalista, sino que cada personaje ve al mundo de acuerdo con su formación humana. Es decir, las contradicciones son las que naturalmente existen entre las diferentes gentes que hay en nuestro país, entre diferentes modos de ver el mundo, Arguedas remata diciendo que la gran ambición del libro fue precisamente mostrar esa multiplicidad de concepciones, según los grados de aproximación de un mundo populoso y explica un pasaje del libro:

“La simpatía de don Bruno es algo perfectamente explicable, porque don Bruno es un señor feudal completamente indigenizado, como hay. Está lleno de ideas indígenas: ¿hasta dónde es este señor, desde el punto de vista de sus creencias religiosas, hasta dónde es un católico, y hasta dónde es un indio? Y cuando los otros personajes hablan de él, por ejemplo: Matilde, que es una persona de la costa, lo describe como a un sujeto lleno de misterio; y esos misterios vienen de que él se ha indigenizado. Y hay, y hay una cosa más (…y ustedes me están obligando a hacer el análisis del libro, que yo no lo hice. Ahora por primera vez lo estoy haciendo, porque mientras se escribe, felizmente uno no piensa. (Risas). Se piensas antes, pero en el momento de escribir no, ni se puede pensar después tampoco. Ya se me escapó la idea que era lo que iba a decir…)

¡Ah!: hay aparentemente desconcertantes puntos de contacto entre don Bruno y Rendón. Los dos son gentes de contacto entre don Bruno y Rendón. Los dos son gentes de extracciones sociales absolutamente opuestas; su experiencia del mundo y de la sociedad es totalmente distinta. Pero hay una raíz común, que es sustancial en ambos: es lo que don Bruno tiene de indígena. Mi padre era abogado, pero no iba donde los médicos; se hacía curar con brujo, y creía en-por lo menos en el ochenta por ciento de las supersticiones típicamente indígenas.”

Nuevamente Salazar Bondy hace una intervención crítica sobre la obra reiterando sus anteriores comentarios, que la obra no postula a nada, porque postula a dos tesis en realidad y por otro lado se pregunta ¿cómo postular la solidaridad social, la fundación de una sociedad socialista-que es también mi punto de vista: yo soy socialista- sin que en esta trama social dos elementos fundamentales, dos enemigos fundamentales junto con el imperialismo, que es el ejercito (está ausente), y la Iglesia (que también está ausente)? Entonces la trama del poder, la estructura del poder tampoco es muy viable.

Luego Salazar Bondy culmina manifestando que los valores literarios de Todas las Sangres me seducen, soy un admirador de la novela, pero no creo que sea un testimonio válido para la sociología y le parece que el testimonio de Arguedas sociológicamente es en todo caso, parcial, tubular, o incompleto, pero no significa que la novela le disguste, puesto que según te he dicho hay un artículo de casi veinticinco páginas que aparecerá en México sobre la novela.

Como dice Dorian Espezúa , las novelas de Arguedas están fuertemente vinculadas a su trabajo antropológico, por lo que literatura y ciencias sociales dialogan continuamente en sus obras, pero este indicativo no nos debe llevar a considerar sus textos cómo productos híbridos que se pueden leer como textos propios de las ciencias sociales y/o como textos literarios, que es la pretensión que sugiere en este caso Sebastián Salazar Bondy, por lo que dicha crítica encierra un error por confundir las perspectivas al momento de leer un novela como un tratado de sociología o antropología.

Miguel Oviedo pide interrupción para hacer una pregunta a José María Arguedas sobre la trama de la obra, pero precisando que coincide con las observaciones que ha hecho previamente Salazar Bondy:

“Ya sabemos que don Fermín es el capitalista burgués, ya sabemos que Rendón Willka encarna la visión fraternal del mundo indígena, y Bruno es un feudal a la antigua, es un feudal paternalista: el viejo molde del terrateniente, del propietario. Pero hay un momento en que el lector se puede confundir, porque Rendón Willka opta finalmente por Bruno, y se queda con Bruno; eso me parece confuso”

El director de debates Alberto Escobar, también crítico literario, siente que sus amigos los críticos literarios han ido más allá o en todo caso han pasado a la segunda parte de la mesa, la crítica sociológica de la obra, reservada para los científicos sociales que habían sido invitados y que aún no participan; por tal motivo corta la discusión con la siguiente intervención:

“Yo pensé que en la Mesa Redonda de esta noche, primero los críticos literarios íbamos a hablar de un punto de vista de crítica literaria, y que luego los estudiosos de las ciencias sociales iban a poner el p punto de vista técnico desde el ángulo de las ciencias sociales, pero dado que mis amigos, colegas queridos, Sebastián y José Miguel se lanzan a ejercer la crítica dominicalmente en el diario (ambos escriben en el Dominical de El Comercio) pues también yo puedo lanzar mi suerte de opinador sobre el aspecto sociológico de la novela en ese caso.”

Luego de esta introducción Alberto Escobar, explica que las observaciones tanto de Oviedo como Salazar las encuentra de un punto de partida discutible y quizás si frágil, porque cada personaje de la novela tiene un significado simbólico, porque la novela a su juicio es un testimonio de dos conflictos, de dos niveles de conflictos. De manera textual refiere lo siguiente:

“Hay un nivel de conflicto socioeconómico, al cual se puede referir el funcionamiento o no funcionamiento de una estructura de poder, y yo creo que la estructura de poder está incluso en la novela claramente tipificada; porque: la represión policial existe, porque el comportamiento del prefecto existe, porque la actitud del teniente de policía existe; porque hay todo un conjunto de elementos que sirven a un sistema de intereses. Pero lo que yo quiero decir es que la novela corre en dos niveles; y uno es el conflicto económico-social en esta pugna entre una visión de un feudalismo decadente, que trata de renovarse, o que trata de defenderse, o que trata de reconcentrarse en una visión paternalista-mágica; y la otra, que es el conflicto invívito en toda la obra de Arguedas: es el conflicto entre el punto de vista occidental y el punto de vista aborigen. Entonces, esos dos conflictos se dan a plenitud en la novela. Y esos dos conflictos no aparecen linealmente, sino que aparecen mezclados, confundidos, resquebrajados; entonces se dan: patrones, aindiados; indios amestizados; racionalistas con cierto sentido religioso; mágicos con un sentido racionalista. Y es precisamente esta confusión, este mundo desarticulado y desintegrado, el que para mí es el testimonio de la confusión mental, real y social, que es el Perú de hoy día. O sea que, lo que ustedes ven como defectos, yo veo como excedente.”

En esos momentos interrumpe Salazar Bondy para reafirmar conclusivamente mediante una pregunta ¿Un mundo confuso hace una novela confusa?

Alberto Escobar lo refuta, “un mundo no hace una novela; un autor hace una novela “y Miguel Oviedo reafirma, “bueno, que pertenece a un mundo. y el mundo de la novela… Salazar vuelve con las preguntas, “Rectifico mi pregunta: ¿un autor, perteneciendo a un mundo confuso, puede hacer una novela confusa? A lo cual Escobar responde, “No, un autor puede hacer una novela lúcida, pero no estamos aquí para discutir la novela que debió haber escrito Arguedas”, para posteriormente intervenir y hacer la siguiente reflexión sobre la novelística de Arguedas:

“Bueno, yo he sugerido que esas distintas aristas o esas distintas caras, si se trata de ordenarlas, se distribuyen o se organizan dentro de dos niveles de conflictos fundamentales; y en eso -y yo parto de esa premisa- yo encuentro que se ha enriquecido la visión novelística de Arguedas; porque en todas sus obras anteriores el problema era local, el problema era grupal; entonces Todas las sangres nos da la imagen del problema local, del problema humano, del problema regional, del problema regional frente a la capital, e incluye el Perú dentro del mecanismo internacional de los monopolios y de los intereses internacionales, y coloca ahí esta situación del indio, y del mestizo, y del mundo limeño, y del mundo indígena, dentro de una perspectiva mundial…Y en ese sentido hay una evolución extraordinaria desde Yawar fiesta hasta Todas las sangres; evolución en la concepción, aparte de toda la evolución y enriquecimiento del aparejo técnico, que es netamente literario y evidente apenas se abre la novela. Porque se ha roto la construcción lineal de ambiente, personaje, problema y solución, que aparece por ejemplo en Yawar fiesta, o en Los ríos profundos”.

Después de haber escuchado a todos los críticos literarios, José María inicia respuesta a cada interrogante, a cada duda y cada crítica que le han realizado hasta ese momento:

“Yo no hecho una novela estrictamente política, gracias a Dios; yo he hecho una novela. ¿Qué falte el ejército, que falte la Iglesia?: no lo creo; está en todas partes, casi en cada página. Pero no lo está como en un panfleto, o como en una tesis; está como, como en una novela. Por otro lado, hay una apreciación un poco errónea de parte de José Miguel cuando dice que Rendón Willka opta; ¡él maneja a todos los demás!”

Al parecer el crítico literario Miguel Oviedo se sintió sorprendido con la alusión y preguntó ¿Quién? Por lo que Arguedas le vuelve a responder precisando:

“Rendón Willka. ¡Engaña a todos! Y él es, hace, en gran parte es el autor del destino de don Bruno. Por otro lado, no es el único señor feudal que aparece en la novela: está don Lucas, está Cisneros, está…hay otros señores feudales. Y precisamente don Bruno a quien mata es a uno d ellos señores feudales, que es el señor feudal a la antigua. Él quiere una cierta, una modificación de la conducta del señor feudal, en una dirección de tipo católico-mágico.”

A lo que Miguel Oviedo refuta que la conducta de Rendon Willka “En todo caso no sustancial” pero Arguedas está allí para rebatir esa errónea interpretación del personaje:

“¿Ah no?, porque si no fuera sustancial ¿por qué va a matar a su hermano el señor feudal?; si fuera igual a él no lo mataría. Es tan opuesto a él como don Fermín; de allí que para don bruno son Lucas es una bestia enemiga del ser humano, en la misma medida en que lo es para Rendón Willka. Así que no hay, no hay un solo señor feudal. Yo he tenido la fortuna de ver varios de esos tipos en la sierra y los he mostrado. Hay desde el señor ilustrado, que es una especie de director ideológico de los patrones del pueblo ese, que es el que dirige el debate cuando hay una reunión de señores en la casa del subprefecto, precisamente para decidir qué es lo que debe hacer el subprefecto frente al conflicto.”

A estas alturas Arguedas trata de recordar una de las expresiones críticas que Salazar Bondy había utilizado contra su novela, a la cual se tilda como sociológica, por lo que Salazar le reitera que no la percibe como un testimonio, por lo que Arguedas tiene que explicar lo siguiente:

“¡Que no es un testimonio! Bueno, ¡diablos!, si no es un testimonio entonces yo he vivido por gusto… (el auditorio sonríe), he vivido en vano; es decir no, no … he vivido. ¡No! Yo he mostrado lo que he vivido. Ahora, puede que me demuestren que eso que he vivido no es cierto. Lo aceptaré…bueno, con gran, con gran alegría. Pero no he sacado esas cosas de…Hay algunos elementos, sí, que no son exactamente sociológico, que no, que no son un testimonio exactamente etnográfico. Yo ¿no? Estoy esperando que aquí los etnólogos lo digan, seguro lo van a decir, y yo voy a confesar que hay algunas cosas que no son exactamente etnográficas, y que pueden por eso conducir a ciertos errores. Pero es que el que lee una novela… sabe que está leyendo una novela, y no un tratado de sociología.”

Arguedas en esta respuesta a los críticos literarios intenta hacerles entender que su novela se trata de un testimonio, su testimonio, y el cual puede ser usado como fuente de información sociológica o antropológica, pero se debe tener el cuidado de no ser tan estricto y asumir que su testimonio resulta ser un documento sociológico y antropológico, como Dorian Espezúa afirma esto no quiere decir que la novela, y en general la literatura, no sirva como fuente secundaria, y a veces primaria, para el conocimiento de la realidad peruana.

Esta intervención final de Arguedas ante los examinadores literarios, luego debería soportar las mayores de las críticas de los científicos sociales que a continuación desfilaron esa noche, por lo que él ya intuía y se adelanta a los hechos, por eso precisa que su novela no se la mire como un estudio etnográfico, es bueno recordar que Arguedas estudio Letras y luego hizo la carrera de etnología en la UNMSM, sobre esto último tiene algunos trabajos de investigación realizados y que fueron publicados en su oportunidad, uno de ellos con visita a España y los otro en diferentes lugares del país como en la ciudad de Huancayo, el cual fue un estudió completísimo.

De los científicos sociales, Henry Favre inició su exposición con una feroz crítica sobre la obra de Arguedas:

“Esta novela describe una estructura de casta (de un lado indios; de otro lado mestizos, los blancos: la casta dominante), que a mi parecer a desaparecido, y ha desaparecido desde hace años en el conjunto de la sierra peruana. Y me pregunto si no hay en esta novela que aspira, que pone en escena a personas metidas en situaciones actuales, si no hay un desnivel histórico, si no hay dos planos históricos diferentes, bien diferentes pero confundidos. La segunda cuestión, el segundo tema (¿no?) dentro de la primera cuestión, es a mi parecer la tentativa del autor de prestar cara a mecanismos económico, prestar caras feas a mecanismos económicos que son feos por ellos mismos, y me pregunto si era necesario destacar tal suma, ¿no? Tan horrible sino tan caricatural, tan rudimentaria, de mecanismos sociales que por definición son impersonales y horribles por ellos mismos……Primero, el autor sostiene una posición absolutamente indigenista. Por ejemplo, el caso típico es que todos los indios son buenos; los mestizos, los blancos, pueden ser buenos, pero rara vez son buenos, por lo general son malos. Rendón Willka, por ejemplo, que al principio de la novela es un indio en proceso de cholificación, encuentra al final la salvación y la pureza-conserva su pureza-volviéndose indio. Y yo no sé si una actitud así puede ser políticamente sostenibles y científicamente válida en 1965 en el Perú. Yo he vivido dieciocho meses en Huancavelica en una región cerca del área del doctor Arguedas, y no encontré indios, sino campesinos explotados……A mi parecer tendría, me parece que tendría un impacto- a mi parecer (significo esto)- más bien negativo. Es todo lo que tenía que decir”

Consideramos que Henry Favre incurre en dos errores garrafales cuando hace una crítica de estas dimensiones a la obra de José María Arguedas, por un lado como dice Rodrigo Montoya , para el antropólogo o sociólogo, las novelas son testimonios de una época (algo que Arguedas repite y defiende toda la noche) más allá de su valor estrictamente literario, porque los relatos pueden ser fuentes para comprender la vida social de los hombres, tal vez la creación literaria agregue algo de ficción, pero no es tanto en la medida que el autor trata de asegurar unidad y belleza en su relato.

Un segundo error en Favre respecto a la obra de Arguedas, siguiendo a Rodrigo Montoya, es ignorar que el autor intenta ofrecer una visión de conjunto de la sociedad peruana, nuestra novelista tiene la virtud de ser el primer esfuerzo en ese sentido y Todas las Sangres es su novela de mayor envergadura, además de los universos y espacios que ya había descrito y tratado en sus libros anteriores la novela presenta tres novedades: i) Burgueses mineros y financistas aparecen en el contexto de los andes dirigiendo una red-imperio desde Lima. Ii) Un grave problema político es tratado literariamente: el conflicto entre capital y el pasado feudal iii) La aparición de un migrante que regresa de lima luego de haber aprendido el castellano y que representa la esperanza de los quechuas . Es indudable que Arguedas hace una escenificación de un lugar del Perú, lo describe como él lo percibe, su testimonio de la sociedad peruana, pero de ninguna manera tiene la pretensión de hacer creer que su ficción literaria corresponda de manera estricta a la realidad de todo el Perú.

Luego le que tocó el turno al Ingeniero Jorge Bravo Bresani, quien pidió intervenir antes que conteste Arguedas por varias razones una primera que su intervención será crítica y complementaria al Señor Favre, segundo pide que también exprese su opinión el Sr. Aníbal Quijano por cuanto también él tiene una opinión discrepante con la obra de Arguedas.

Bravo Bresani empieza su exposición aclarando que la novela de Arguedas lo ha apasionado y considera que es una novela excelente, también desliza que en la obra hay una coherencia dentro del pensamiento, pero eso no significa que tal coherencia corresponda estrictamente a la realidad y que tampoco cree proponga un mito que sea útil u operatorio para la transformación del Perú; asume que la novela tiene un excelente, muy válido sabor a denuncia, de denuncia del sistema opresivo social que permite y ampara el abuso del poder, en la novela se castiga en forma enérgica e implacable la respuesta humana en defensa y reivindicación de los derechos naturales de los indígenas, lo cual es un hecho cierto, un hecho positivo, sobre el cual la novela insiste repetidas veces y que es uno de sus valores reales. La novela también tiene una perspectiva ofuscante como es el caso de los gamonales aindiados y esto inclusive pone en tela de juicio el carácter y la definición de lo indio.

Hay una crítica muy puntual que hace Bravo Bresani a la obra de Arguedas y que es necesario tomarla de manera textual:

“Desde esta perspectiva, me parece que el concepto de indio se idealiza, y al idealizarlo se le propone como un modelo para el futuro del Perú. Es sumamente importante: el señor Rendon Willka, como ha señalado el señor Favre, el señor Rendón Willka se salva porque a pesar de haber caído en la tentación de la ciudad, regresa (a al) masa indígena. El señor don Bruno se salva porque pacta con los indios y se entrega a la defensa de los indios. Y Fermín mismo, en el último momento se salva porque en cierta manera coincide con la defensa del indio frente a la presión o penetración del capitalismo.

Por otro lado, tengo la impresión de que en realidad se confunden planos históricos. Se plantean por un lado tiempos distintos, sintetizados dentro de (un solo) tiempo de la novela. Evidentemente se podrían identificar en el transcurso de la novela, épocas, caracteres y organizaciones que corresponden a 1900, otras que corresponden a 1920, otras a 1930, y otras al presente. En este momento, en este proceso, ha habido una serie de cambios, y estos cambios aparecen como consolidados, como mezclados en una sola situación global”

De la misma manera Bravo Bresani cuestiona la propuesta social de Arguedas en la novela, cuando el autor opta por un mundo cooperativo comunitario frente a un mundo de competencia, bajo la premisa de que eso no existe en la época actual, que dicho valores se encuentran superados, la propuesta es más intuitiva que racional, por otro lado Arguedas hace una simplificación del capitalismo con agentes secundarios con una lucidez y un maquiavelismo que en su experiencia personal no lo ha encontrado, lo mismo que la oligarquía está sumamente simplificada con un poder no es concebible en ningún tipo de poliarquía capitalista sea de un país subdesarrollado o de país desarrollado.

Si bien Bravo Bresani ha escrito varios libros y artículos sobre la Oligarquía en el Perú, sin embargo, siempre le ha negado un rol de poder sobre la sociedad peruana como lo ratifica en este mes y en posteriores escritos :

“En consecuencia, la "oligarquía" existe y al mismo tiempo no existe. Para los que están por debajo de ella, aparece como una realidad casi palpable, para los que penetran dentro, ella se esfuma, para los que están por encima se ofrece como una resistencia a la cual hay que tener en cuenta o como una garantía que asegura la efectividad de la acción exterior. En el extremo, ella no existe más que por delegación del exterior y por aceptación de las clases medias. En última instancia es sólo la más alta capa de la clase media que se diferencia de su matriz al identificarse con intereses poderosos y foráneos. Su composición es variada y en variación constante. Los medios de acceder a ella son múltiples, apoyándose tanto sobre la capacidad intrínseca como sobre la influencia social y la influencia política unidas a una capacidad de negociación que, no necesariamente, pero a veces, se da en individuos que exhiben apellidos tradicionales de los patriciados "virreinal" o "republicano".

No obstante Henry Favre, su ocasional aliado, no lo considera así cuando analiza sociedad peruana y expresa que el poder oligárquico en el Perú si existe :

“En primer lugar, el grupo dirigente del Perú es tan reducido, los miembros que 10 componen están tan estrechamente ligados por vínculos personales directos, los intereses que representan están tan íntimamente superpuestos, a la vez que enormemente diversificados, que es imposible hablar de clase, aun en el sentido más amplio que la sociología puede darle a este término. Además, el poder de que dispone este grupo es tan grande, tan extenso, que es difícil compararlo al que ejerce una clase en las sociedades industriales.”

“La oligarquía peruana es, pues, "azucarera" y "algodonera". ¿Es posible evaluar sus efectivos y circunscribir la base económica de su poder? Digamos que actualmente 181 familias, cada una con más de 500 has. en la costa, son propietarias de 357,021 has. cultivadas, que representan el 53.6% de la superficie en cultivo de la región. Entre estas 181 familias, hay 44 con más de 2,500 has. cada una y tienen en propiedad un total de 154,186 has. cultivadas, es decir, el 23.1 % de la superficie en cultivo de la costa. Agreguemos que la producción. del algodón es comercializada en su casi totalidad por 27 familias o sociedades familiares y la del azúcar por 8 familias”

La tesis de Bravo Bresani de que la Oligarquía peruana no tiene el poder que se le atribuye en la novela de Arguedas y que es dependiente del capital foráneo está suficientemente respondida y aclarada por su aliado ocasional Henry Favre.

María Arguedas frente a la críticas de Henry Favre y Bravo Bresani, inicia dando respuestas haciendo un comparación vivencial respecto a las diferentes zonas de la sierra del Perú, tanto de Cajamarca, como de Huancayo, Cuzco y Huancavelica, estableciendo previamente que algunas zonas del país el cuadro descrito en Todas las Sangres no corresponda exactamente a la estructura-social del indio actual porque el Perú es un país con desarrollos tan diferentes, la obra narra su experiencia de las zonas de Apurímac y Cuzco, reafirmando que no se puede generalizar de manera absoluta los personajes o la descripción que se hacer en Todas las Sangres, a todo el Perú; considera vital que hay una diferencia entre lo que representa un indio y lo que representa un campesino, en cuanto por su trabajo el primero no recibe nada en tanto que el segundo sí lo hace, sino se le quiere decir indio habría que inventar otra cosa.

Otra respuesta que hace Arguedas a Henry Favre es sobre la idealización de los indígenas en la obra para lo cual vamos a referirnos de manera textual su refutación:

“Hay otra objeción muy seria del profesor Favre: es la idealización de los indígenas: una posición indigenista, peligrosa, porque todos los indios aparecen perfectos, y aparece como que los indios fueran bondadosos…biológicamente, por ser indios. Esa es un poco la imagen que usted ha percibido. ¡Pero Rendón Willka no es un indio! No es indio Rendón Willka. Rendon Willka no cree en los dioses montañas; se vale de esa creencia para llegar a un fin político. Es totalmente racional -o racionalista-, no es indio. En ningún momento aparece como indio Rendon Willka. ¡Es ateo! No cree ni en el Dios católico ni cree en los dioses locales; y él considera que la máquina, que la técnica, es indispensable para el desarrollo del país. En cuanto a que todos los indios son buenos, desventuradamente en este libro los personajes de indígenas no son muchos; aparecen como masa. Rendón Willka tampoco aparece como un hombre bondadoso, de manera…intachable en el momento en que le molesta Carhuamayo, le manda una araña venenosa y lo liquida, y eso no es ser muy bondadoso que se diga. Pero puede aparecer, y yo estoy de acuerdo en que…y en eso el doctor tiene que saber más que yo, de que eso puede ser la…Pero lo que yo insisto, e insisto de una manera muy categórica, es que Rendon Willka no es de ninguna manera un indio; (le interrumpe Favre: Es un agente). No, ¡tampoco!, el maneja a los indios mediante los mecanismos que son conveniente, que él conoce muy bien a los indios para conducirlos a determinado fin; (vuelve interrumpir Favre: Sí, pero da su muerte un sentido de identificación con la masa india, lo que es lo que es esencial) … No …él con suerte lo que da es …la evidencia de que los indios se pueden manejar por sí mismos, que no es necesario un caudillo para…por eso muere (Interrumpe Favre: Es decir que la comunidad antigua puede volver y reformarse y reestructurarse) …La comunidad antigua puede servir de base para una, una comunidad moderna “

La intervención de Matos Mar fue muy corta, precisa y concreta, afirmando que Arguedas produce una novela de corte social y comprometido con un plan para dar un mensaje donde él toma parte explícita. Esta novela ofrece justamente una de las características de la sociedad actual del Perú, con una pluralidad de procesos sociales y culturales, una situación de contrastes, desarrollos desiguales, de desarticulación, confusa en diferentes niveles y en diferentes sectores; para luego solicitar la intervención final del sociólogo y marxitólogo Aníbal Quijano, la estrella de la noche todos pedían su intervención.

Quijano inicia su exposición desde el punto de vista del escritor, la novela es realmente un franco progreso, no solamente por la estructura novelística nueva, sino por la riqueza del material que está contenido en la novela y que es realmente nuevo en toda la obra literaria de Arguedas. Ahora del punto de vista de las ciencias sociales, continua Quijano, la literatura, como las demás artes, en mi opinión son un modo de conocimiento y de comunicación al mismo tiempo, por lo que es de la misma posición de Henry Favre, por lo que esa realidad social del Perú, de sus factores y sus tendencias, que trata de mostrar la novela, no es coherente en el manejo de los diferentes tiempos históricos dentro de los cuales se desarrolla la novela, la situación social de la novela que se intenta describir ya no es históricamente válida, no obstante no niega que determinados elementos de esa situación histórica cancelada no estén todavía presente en el cuadro actual de la situación peruana.

Según Quijano los elementos de casta no han desaparecido totalmente, pero la estructura de casta de la novela no refleja la realidad actual, se puede hablar de una “casta-clase” en relación con que esto se difunde a la escala de la sociedad global, más no de un régimen de casta, pero considera que se entremezclan y crean una estructura de transición y es esto que no aparece en la novela. Cuestiona la noción de indio, asume que se debe superar esta noción que viene de la cultura prehispánica y se pregunta: ¿pero qué es lo indio, entonces?, y se responde, el indio actual contiene elementos que vienen de la cultura prehispánica, pero totalmente modificados por la influencia hispánica, la cultura colonial y poscolonial, y los elementos republicanos actuales, donde el indio ha incorporado elementos de todas estas etapas, reinterpretados y modificados, aunque es legítimo hablar para un sector de la población campesina del país, en términos de cultura india quienes se refieren de manera relativa como diferentes a la cultura occidental, o la versión criolla de la cultura occidental en el Perú.

Luego precisa que la teoría del cambio dentro de la novela es incoherente y esto se puede ver en el personaje Rendon Willka, para lo cual transcribiremos textualmente lo que dijo Aníbal Quijano:

“pero el personaje, Rendón Willka, es un personaje sumamente equívoco: yo tuve al leer la novela la impresión un poco de que Rendón Willka regresaba totalmente cholificado de la ciudad, y que iba a proceder con suma astucia y maquiavelismo en la conducción política del proceso de insurrección campesina, y que entonces aparecía un poco disfrazado dentro de su propia población. Pero la impresión siguiente, sobre todo al final de la novela, es que Rendón Willka un poco se reintegra-no muy conscientemente, no totalmente, pero en algún sentido se reintegra-al marco de lo indígena tradicional. Es esto un poco, obviamente, lo que muestra, creo las vacilaciones ideológicas del autor respecto de las probables soluciones a que pueda tener el problema campesino.”

Como vemos aquí Quijano, utiliza en su crítica de manera directa el termino campesino como que en toda la sierra se ha producido ya el cambio, de que no mas existen los indios en la percepción de Arguedas, le reclama una definición más ideológica dentro de la concepción de la novela y en lo posible ser menos indigenista porque esta corriente no ayuda a la transformación.

Consideramos que Quijano no le podría exigir a Arguedas más ideología que el propio compromiso social que se desprende de sus obras, siguiendo a Vargas Llosa, esta idea de literatura, que Arguedas hizo suya hasta el sacrificio de su talento, excluía que ser un escritor significara primera, o únicamente, asumir responsabilidad personal: la de una obra que, si es artísticamente valiosa, enriquece la lengua y la cultura del país donde ha nacido. Para ella, escribir significaba, primera, y a menudo únicamente una responsabilidad social; en las cartas que Arguedas escribió, cuando tenía preparado el revólver para matarse, y en una serie de iniciativas públicas de su última etapa, Arguedas trato de actuar en sintonía con esa concepción que hacer del escritor un ideólogo, un documentalista y un crítico social al mismo tiempo que un artista, para así emprender el largo viaje en paz con sus conciudadanos .

Aníbal continúa diciendo que Arguedas no postula claramente a la solución indígena del problema campesino, que en este momento, a todas luces, no aparecería viable, en razón de que él por experiencia propia a recorrido las zonas afectadas por el movimiento campesino y no ha encontrado un liderazgo indio en dicho movimiento y si lo hay es asilado y excepcional y que al final el indio está en un proceso de cholificación; y como conclusión final afirma que el autor no logró una solución coherente del problema campesino y que más bien del texto se desprende una solución indigenizante del problema.

Consideramos que Aníbal Quijano incurre en una soberbia intelectual cuando hace la crítica Arguedas sobre todo cuando le imputa que en su obra literaria no refleja los cambios sociales y de transformación que han ocurrido en la comunidades andinas y en el País y que no se da cuenta que no hay más indios sino campesinos; todos quienes han leído las obras de Arguedas desde Yawar Fiesta tienen que haberse percatado que Arguedas se va despercudiendo del indigenismo, no es que lo rechace sino que conforme la sociedad andina va sufriendo los cambios él va reflejando esos cambios en su testimonio literario, es más Arguedas es un mestizo más como él mismo lo ha reconocido, fue el primero de los escritores indígenas en poner al mestizo en las obras literarias, aquel que sale de la comunidad aprende castellano debilita sus creencias mágicas y regresa a la comunidad para cumplir su rol de elemento de integración entre lo andino y lo occidental; si Quijano no ha percibido en las obras de Arguedas al mestizo resulta cuestionable tamaño error de alguien que viene de las ciencias sociales.

EL organizador del debate el indigenista, antropólogo e historiador Luis Eduardo Valcárcel, consideró que el nivel de la crítica había perdido no solo la perspectiva y el orden de esta sino también el decoro al ser realizada tuvo que dar por finalizada de manera abrupta la mesa redonda y con esto se concluye el famoso debate sobre la novela “Todas las sangres” de José María Arguedas.

Hasta aquí hemos resumido todas la exposiciones y críticas hechas a la novela de José María Arguedas en la segunda mesa redonda sobre literatura y sociología organizada por el Instituto de Estudios Peruanos-IEP. Para Arguedas las críticas las sintió como devastadoras y esto se puede comprobar del manuscrito que hizo esa misma noche del 23 de junio de 1965:

“Creo que hoy mi vida ha dejado por entero de tener razón de ser. Destrozado mi hogar por la influencia lenta y progresiva de incompatibilidades entre mi esposa y yo; convencido hoy mismo de la inutilidad o impracticabilidad de formar otro hogar con una joven a quien pido perdón; casi demostrado por dos sabios sociólogos y un economista, también hoy, de que mi libro “Todas las sangres” es negativo para el país, no tengo nada que hacer ya en este mundo. Mis fuerzas han declinado creo que irremediablemente. Pido perdón a los que me estimaron por cuanto de incorrecto haya podido hacer contra cualquiera, aunque no recuerdo nada de esto. He tratado de vivir para servir a los demás. Me voy o me iré a la tierra en que nací y procuraré morir allí de inmediato. Que me canten en quechua cada cierto tiempo donde quiera se me haya enterrado en Andahuaylas, y aunque los sociólogos tomen a broma este ruego -y con razón- creo que el canto me llegará no sé dónde ni cómo. Siento algún terror al mismo tiempo que una gran esperanza. Los poderes que dirigen a los países monstruos, especialmente a los Estados Unidos, que, a su vez, disponen del destino d ellos países pequeños y de todas las gentes, serán transformados. Y quizá haya para el hombre en algún tiempo la felicidad. El dolor existirá para hacer posible que la felicidad sea reconocida, vivida y convertida en fuente de infinito y triunfal aliento. Perdón y adiós. Que Celía y Sybila me perdonen. JOSE MARIA (EL quechua será inmortal, amigos de esta noche. Y eso no se mastica, solo se habla y se oye).”

Uno de las cuestiones que se derivó de este debate, el cual no se volvió a realizar en la magnitud que se hizo en la Mesa Redonda de junio de 1965, jamás hubo escritor alguno que su obra haya sido sometido a una crítica tan abierta no solo de críticos literarios sino del resto de las profesiones de humanidades, es que se puso en cuestión la necesidad de realizar estudios inter-multi-transdisciplinarios, según Dorian Espezúa , quien es un convencido de esta necesidad, porque ayudan a comprender mejor el fenómeno literario, pero con algunas restricciones, la novela no debe leerse de manera estricta como documento antropológico o sociológico, lo mismo que estos documentos no deben ser abordados como un novela.

Otro de los aspectos concluyentes de este episodio de crítica multidisciplinaria sobre una obra literaria como fue el caso de la novela de Arguedas, es que la literatura y las ciencias sociales no son homogéneas en ambos casos perviven diversas posiciones en conflicto, hay horizontes y expectativas diferentes que están en función de su naturaleza y de los intereses de quienes hacen las investigaciones, adicionalmente el lenguaje que utilizan cada tribu profesional no es pacífico, constituye un gran obstáculo para el diálogo y es evidente que esa noche todo esto le jugó en contra a nuestro querido amauta José María Arguedas, sobre todo porque su propuesta en la novela es la búsqueda del entendimiento entre esos dos mundos que describe en su relato testimonial.

Lo que si podemos decir como una crítica a la obra de Arguedas y que se explica por su propia versión cuando él mismo afirma que toda sus novelas son un testimonio personal de su vida de una realidad que el mismo la ha sentido, la ha sufrido y la ha percibido desde cuando era niño y que sus obras son una evolución paralela a su vida, por eso que en sus novelas cada vez ha ido incorporando todo aquello que su conocimiento académico se iba enriqueciendo con los años pero sin ir más allá de la realidad que él vivía y observaba.

Para Arguedas ha sido muy fácil (en relación a otros autores como López Albújar, Ciro Alegría y Manuel Scorza) pero traumático novelar y relatar las relaciones sociales, económicas y políticas de la sociedad andina por cuanto él estaba presente en todo momento, no hay escritor alguno que lo haya superado en cuando representar(mostrar) la cosmovisión indígena, el desapego y dolor del mestizo, la estructura de poder gamonal y feudal del ande, pero en sus últimas obras como el Sexto, Todas las sangres y el Zorro de Arriba y el Zorro de Abajo le fue muy difícil tratar de describir y relatar las nuevas relaciones sociales, económicas y políticas de las personas que conforman la clase oligárquica y el capital foráneo en razón de que no tenía el suficiente roce con ellos ni la vivencia del día a día en el ejercicio de sus actividades económicas y del poder, es más evitaba convivir con ellos salvo en las labores académicas.

Par concluir, debemos decir siguiendo a Dorian Espezúa , que para leer a Arguedas debemos esperar hacer múltiples lecturas sobre sus obras, estar dispuesto a tener la mente abierta y a muchas interpretaciones y en especial de su novela “Todas las Sangres” que es su propio testimonio, su relato puede parecer ficcional, pero es más real de lo que se piensa, lo verosímil en dicha novela se hace más verdadero.

BIBLIOGRAFIA

“Lima la horrible” es una frase propia del Poeta César Moro de quien tomó Salazar Bondy para su ensayo; https://redaccion.lamula.pe/2014/08/24/de-donde-proviene-la-frase-lima-la-horrible/paulocp/

Rochabrum, Guillermo, He vivido en vano. La mesa redonda sobre todas las sangres. Fondo Editorial PUCP-IEP, Lima 2011, p.11.

Espezúa Salmon, Dorian, Todas las sangres en debate, científicos sociales versus críticos literarios, Magreb, Gráfica Alarcón, Lima 2011, p. 30

Vargas Llosa, Mario, La utopía arcaica, José María Arguedas y las ficciones del indigenismo, Biblioteca Mario Vargas Llosa, Alfaguara, 2da Ed., Santillana, Lima 2008, p. 24.

Basadre Jorge, Perú: Problema y posibilidad, Banco Internacional del Perú, 3era Ed., Lima 1979, P. 326

Según Degregori, el término “sociedades andinas” sigue siendo impreciso, pero como afirma Alberto Flores Galindo(1986:12) puede tener más utilidad “porque permite por ejemplo, desprenderse de la connotación racista que implicaba la palabra indio; evoca la idea de una civilización; no se limita a los campesinos, sino que incluye a pobladores urbanos y mestizos; toma como escenario la costa y la sierra, vid al respecto Degregori, Carlos Iván, Del mito de Inkarri al mito del progreso: Migración y cambios culturales, Obras escogidas T.III, IEP, Serie Ideología y Política, Lima 2013, p. 217.

Espezúa Salmón, Dorian, Todas las Sangres en debate, Científicos sociales versus críticos literarios, Magreb, Ed. Alarcón, Lima 2011, p. 12.

Significa una descripción muy gráfica intensa, vivida.

Terrones, Feliz,” Lima la horrible” de Sebastián Salazar Bondy: destrucción y construcción de la ciudad, Hal open Science, Lima 2006, p. 7

Esta frase la escribió César Vallejo en una carta 27 diciembre de 1928, a su amigo el también poeta Pablo Abril de Vivero. “114 Cartas de Vallejo a Pablo Abril de Vivero, Ed. Juan Mejía Baca, Fundación BBVA, Lima 1975, p.105.

Espezúa Salmón, op. Cit p.33

Tesis doctoral: «Las Comunidades de España y del Perú», con la que se graduó el 5 de julio de 1963 en UNMSM.

Canto kechwa, con un ensayo sobre la capacidad de creación artística del pueblo indio y mestizo. Edición bilingüe preparada en la prisión; Mitos, leyendas y cuentos peruanos. Recogidos por los maestros del país y editados en colaboración con Francisco Izquierdo; Canciones y cuentos del pueblo quechua; Cuentos mágico-realistas y canciones de fiestas tradicionales: Folclor del valle del Mantaro; Puquio, una cultura en proceso de cambio. Estudio etnográfico de la feria de Huancayo. Evolución de las comunidades indígenas. El arte popular religioso y la cultura mestiza.

Montoya, Rodrigo, Yawar: una lectura antropológica, Revista de Crítica Literaria Latinoamericana No 12, Lima 1980, P. 55-68.

Montoya, Rodrigo, Visiones del Perú en la obra de Arguedas, en José María Arguedas: vida y obra, Editores Hildebrando Pérez y Carlos Garayar, Amaru Editores, Lima 1991, p. 133

Bravo Bresani, Jorge, Mito y realidad de la Oligarquía Peruana, en La oligarquía en el Perú, tres ensayos y una polémica, Editor José Matos Mar, IEP, Ed. Moncloa Campodónico, Lima 1969, p. 84

Favre, Henry, El desarrollo y las formas de poder oligárquico en el Perú, en La oligarquía en el Perú, tres ensayos y una polémica, Editor José Matos Mar, IEP, Ed. Moncloa Campodónico, Lima 1969, p. 91 y 102.

Vargas Llosa, Mario, La utopía Arcaica, José María Arguedas y las ficciones del indigenismo, p. 22 y 23

Espezúa Salmon, op cit, p. 18

Ob. Cit p. 28

López Albújar escribió desde su posición de autoridad y recolectando cuentos, mitos y leyendas andinas, no formaba parte del mundo andino, Ciro Alegría si formaba parte del mundo andino pero desde una posición de Misti pero del otro lado del muro, tenía una vasta memoria para recordar todo lo que su padre y demás familiares le habían transmitido sobre el mundo andino, en tanto Manuel Scorza es un escritor Limeño, que debido a su actividad política se vincula con el campesino y el obrero andino y recoge su testimonio de lucha con el capital foráneo minero.

Espezúa Salmón, Dorian, op. Cit, p. 21.


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