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Desde la creación de SUTRAN mediante Ley No 29380 en el año 2009, nunca hubiéramos imaginado que su institucionalidad hubiera sido puesta en real peligro, sobre todo por dos profesionales que no tenían mancha alguna, tal vez algunos cuestionamientos por haber trabajado con Villarán en la Alcaldía, donde la gestión ha sido considerado demasiada lenta, pero profesionalmente se les notaba con cierta preparación y alguna experiencia en temas de transporte, nos referimos a la Dra. María Jara Risco y al Dr. Héctor Rubio; tal vez no nos podremos de acuerdo en cuanto a su manera de conducir y afrontar los problemas diarios de la institución, pero esto es una minucia frente al gran embrollo institucional que ha resultado ser las actas de control fantasmas.

Decir que solamente son actas fantasmas impuestas por personal de SUTRAN, realmente es reducir el gran problema subyacente a su mínima expresión, por un lado nos encontramos con una cara que refleja que estamos ante la presencia de un delito de extrema gravedad, donde los funcionarios públicos de SUTRAN involucrados sea por omisión o falta de vigilancia o por esa obsesión de concretar metas con cifras falsas, han faltado a la verdad, han traicionado la confianza de la institución, han perjudicado a miles de personas, y por el otro lado, han tratar de esconder su escaso trabajo, esa debilidad que siempre los ha acompañado cuando se ha tratado de luchar contra la informalidad, enquistada en el transporte interprovincial mediante el uso de vehículos menores.

Nos preguntamos, es un tema de debilidad o de una laxa fiscalización lo que ha llevado a que un grupo de inspectores organizados por los propios funcionarios de la Gerencia de Fiscalización a elaborar o fabricar industrialmente actas de control fantasmas, consideramos que esta respuesta resulta ser muy pequeña frente a tan grave problema que se encuentra al interior de la propia organización de SUTRAN y que se ha querido ocultar, más bien nosotros nos podemos plantear dos hipótesis como respuestas posibles, incluso ambas respuestas podrían perfectamente convivir y explicar este accionar delincuencial que se ha dado en la gestión de Jara y Rubio al interior de la SUTRAN.

Una primera hipótesis, es que los funcionarios públicos que están cargo de los aparatos de fiscalización del Estado son muy proclives a realizar presentaciones glamurosas vía el Power Paint, utilizan la estadística cómo principal herramienta para impresionar al Ministro del Sector o al Congreso o la opinión pública, de que están realizando su trabajo y que las cifras pueden hablar por ellos, a pesar que en realidad la informalidad los viene venciendo y que su actividad se circunscribe a controlar solamente los segmentos formales, quienes ante tanta presión diaria de la fiscalización, el incumplimiento a encontrar sobre estos últimos  es escaso, por ende un menor número de actas de control.

Es evidente que los funcionarios de SUTRAN no han escapado a este maquillaje de cifras que nos tienen acostumbrados los aparatos de fiscalización, hacer grandes presentaciones donde exponen las miles de intervenciones que han realizado sobre los segmentos informales, por ende las miles actas de control que han levantado a estos transportistas, pero hasta allí no más, les gusta la parte expositiva de sus cifras más no la repreguntas, porque si se analizan las cifras, Jara y Rubio tendrían que responder a las interrogantes, cuantos vehículos informales intervenidos han sido internados en los depósitos, la respuesta hubiera sido 0% o, cuantas actas de control levantadas por  infracción F1 (infracción contra el servicio informal sin ninguna autorización) han pasado a la oficina del coactivo de la institución, la respuesta hubiera sido la misma cero, no han cobrado ninguna multa por la F1, la informalidad y los segmentos formales saben de qué pie cojea la fiscalización en el Perú, sin dejar de mencionar que SUTRAN es el único órgano que hace fiscalización en materia de transporte y tránsito, el resto gobiernos regionales y locales es inexistente.

Esto es una demostración de que levantar actas de control a diestra y siniestra, a cualquier vehículo que haya pasado por debajo de un puente peatonal en zona urbana por parte de los inspectores sátrapas de SUTRAN, por orden de los zánganos de sus jefes de SUTRAN, tenía como propósito no combatir la informalidad en el transporte interprovincial de pasajeros en vehículos menores, sino presentar miles de actas de control cómo una forma de hacer notar que había un trabajo de fiscalización en campo, no importa que después dichas actas de control tenían que ser anuladas y jamás por supuesto ser pasadas al ejecutor coactivo, la idea es muy simple, tener una base de datos amplia de imposición de actas de control, para llenarles los ojos al señor Ministro o los señores congresistas o la opinión pública, hacer ver que SUTRAN trabaja arduamente en la lucha contra la informalidad; los usuarios y especialmente los transportistas de los segmentos formales no tendrían por qué quejarse frente al gran trabajo que representan las estadísticas de SUTRAN.

La otra hipótesis que podría servir de respuesta a este accionar de actas de control fraguadas, del porque los funcionarios de SUTRAN liderados por Jara y Rubio, hayan actuado de la peor manera, tal vez sea por la presión de los transportistas que exigían que las salidas hacia el Sur, Centro y el Norte de Lima, todos los días los vehículos menores (van y autos colectivos) que hacen servicio interprovincial informal entran y salen de la ciudad de Lima en la propia cara del control de SUTRAN, es decir la informalidad prestando el servicio bajo anuencia de la autoridad, es evidente que a estos vehículos plenamente identificados, muchos pasando hasta tres o cuatro veces al día no se les levantaba ninguna acta de control, cómo lo hacen? todo el mundo sabe que pagan “el peaje SUTRAN”, había en juego fuertes sumas de dinero de manera diaria, por consiguiente los inspectores están imposibilitados de colocar actas de control por informalidad de forma real, sobre estos segmentos informales que estaban dispuestos a cubrir el importe de peaje SUTRAN, además hace rato que SUTRAN ha dejado la carretera y ni qué decir del nulo trabajo sobre la informalidad interregional, por consiguiente el aparato de fiscalización al no tener su fuente de donde imponer actas de control de manera diaria, se veían forzados a buscarlas en otros lares, que mejor sobre vehículos que tenían un recorrido urbano, con el propósito de seguir manteniendo alta la estadística de lucha contra la informalidad, no importando las consecuencias sobre la institución sobre este mal proceder.

Conocían Jara o Rubio de esta actuación irregular de sus funcionarios e inspectores, es algo que se debe investigar y no debe acabar solamente en la renuncia de estos funcionarios, pero de las entrevistas que se han hecho en televisión a los inspectores y supervisores queda claramente establecido que las actas de control fantasmas era una sistema de fabricación industrial e institucionalizado al interior de la organización de SUTRAN, no quepa la menor duda que se había creado todo un sistema y había una connivencia entre inspectores y funcionarios de alto rango y de confianza para mantener este sistema corrupto, por lo que no debemos descartar la hipótesis que la ex Superintendente y la Gerencia sabían de este grave problema.

Un tema que abona a esta hipótesis que hemos expuesto, es el hecho evidente cuando se discutió la inclusión o no de la reducción de los montos de las infracciones al servicio de administración de transporte, la F1 fue uno de los puntos discrepantes, los transportistas formales querían que esta F1 no fuera parte de amnistía, no se le puede perdonar las multas a los que hacen transporte informal, si queremos reducir o eliminar este problema quienes incurren en esta inconducta tienen que pagar de forma completa el importe de la multa, sin embargo Jara y Rubio presentes y moderadores en la reunión, abonaban de manera insistente en que las infracciones con código F1 fuera parte de esta amnistía, es más en todo momento se impusieron como autoridades para que esto sea así, esta discusión fue hecha antes que salgan las noticias en los medios de prensa sobre las actas fantasmas de SUTRAN, por consiguiente es natural que desconfiemos que estos dos funcionarios tenían pleno conocimiento que SUTRAN nadaba en este problema y necesitan barrer la basura aprovechando convenientemente la emisión de este dispositivo de amnistía, les había caído como anillo al dedo.

Sin embargo, la difusión en los medios de comunicación de la existencia de una fábrica industrial de actas fantasmas determinó la intervención política del Ministro de Transportes y por supuesto con ello el pedido de renuncia de los funcionarios responsables de sus actuales puestos, el Superintendente Héctor Rubio y María Jara Directora General de Transporte Terrestre Ex Superintendente, mas esto no debe quedar en simples gestos administrativos, se necesita saber quién o quiénes han organizado esta estafa institucional, es fundamental que el procurador interponga la denuncia penal correspondiente.

Es una lástima que esto le haya ocurrido a la única institución que se ha creado de manera especializada para fiscalizar el transporte terrestre en el País y que dentro de sus limitaciones venía cumpliendo un rol de autoridad en un sector muy proclive a la informalidad, que se necesitaba aún redoblar esfuerzo es cierto, pero algo había frente a la inexistente capacidad de fiscalización de gobierno regionales y gobiernos locales, sobre todo en un contexto donde las instituciones siguen siendo débiles en la país, consideramos que estas renuncian no van a reparar el daño que se le ha producido a SUTRAN, diríamos que es uno irreparable o en todo caso se va necesitar demasiados cambios y tiempo para que esta institución pueda recuperar su legitimidad frente a la población y los operadores de transporte.