AUSENCIA INSTITUCIONAL Y VACIO POLITICO EN EL MINISTERIO DE TRANSPORTES
EL gobierno de la informalidad en el Estado afecta a los operadores de transporte
AUSENCIA Y VACIO POLITICO EN EL MINISTERIO DE TRANSPORTES
EL gobierno de la informalidad en el Estado afecta a los operadores de transporte
La marcha de buses y camiones del transporte carretero, previa al paro nacional del 30 de septiembre del 2014, ocurrida el día 09 del mes en curso y la respuesta del Estado frente a tal evento nos demuestra que estamos ante un vació y la ausencia de poder político e institucionalidad pública por el que pasa no solamente el Ministerio de Transportes, sino casi la mayoría de las instituciones estatales.
Los transportistas fueron recibidos en la sede del Ministerio de Transportes, pero no había un solo responsable del sector después del Ministro, empoderado políticamente para dar una respuesta inmediata, al parecer hoy en día después del Ministro Gallardo Ku no hay nadie más, este vacío institucional que se ha generado es resultado de actos que se vienen dando no solamente desde este gobierno sino es una conducta informal de gobernar que viene de antaño, de anteriores gobiernos y que se ha apoderado de las instituciones del Estado.
Tenemos un Ministro recién nombrado con suficientes pergaminos académicos y de gestión que puede generar la envidia de muchos, pero resulta que hasta la fecha no puede nombrar un Vice Ministro que lo acompañe, pero lo grave de esto es que su impericia política frente a las mañas de los asesores del Presidente Humala, quienes defenestraron su candidato, lo deja mal parado frente al actual Vice Ministro al cual pretendía reemplazar, pero esta inestabilidad burocrática también la sufren las diferentes direcciones generales del Ministerio, dentro de ellas la Dirección General de Transporte Terrestre, lo cual lleva que los funcionarios encargados de dar vida institucional en el día a día no se sientan respaldados para seguir actuando administrativamente.
Resulta impensable que personas a las cuales la sometemos diariamente dentro una informalidad institucional, estas puedan desarrollar o aplicar algún acto administrativo o estrategia de lucha desde el Estado contra las actividades económicas informales, sobre todo su inestabilidad en sus puestos las pone a merced de todos aquellos que gestionan y presionan para sostener actividades no solamente informales sino también ilícitas, no es casual que los segmentos informales van en búsqueda de los congresistas del oficialismo para que presionen a los funcionarios de los Ministerios para que flexibilicen sus acciones de fiscalización sobre ellos.
En la administración pública no es suficiente que las personas que ingresan a ocupar los altos puestos de confianza vengan con las mayores cualidades en gestión y administración o con conocimiento sobre temas del sector, también se requiere una unidad de criterio y un equipo de personas que se haya venido cuajando en los quehaceres públicos, personas que tengan un largo periodo de estabilidad en sus puestos dentro de la administración pública; hoy día un Ministro nombrado tiene dos opciones, ingresa con un equipo propio experimentado o se somete al equipo burocrático existente.
Es evidente que el equipo propio viene resultando fatal para la eficiencia de la burocracia en el Perú, son advenedizos, nadie aprende sobre los temas institucionales públicos y regulaciones sectoriales de la noche a la mañana, es un aprendizaje con el transcurso del tiempo y conviviendo con los problemas en el día a día, en cuanto a lo segundo los Ministros han asumidos los cargos con el equipo burocrático existente pero cometiendo dos errores, uno primero que no empodera y mantiene la desconfianza sobre los mismos, lo segundo al final deja que el criterio de una sola persona, por común el secretario general, gobierne los cambios de las personas sin el criterio técnico burocrático esperado, una informalidad al peor estilo.
Hoy más que nunca resulta un recurso escaso para el Estado peruano la presencia de una burocracia tecnificada y preparada y sostenida en el tiempo, este elemento lo hemos venido dilapidando desde la década del ochenta del siglo pasado, no lo hemos sabido cautelar ni conservar en los sucesivos gobiernos, al contrario lo hemos echado y maltratado de la peor manera ante la opinión pública, el colmo de ese maltrato fue la propaganda del FREDEMO con Vargas Llosa a la cabeza quien autorizó el spot publicitario donde se compara a la burocracia pública como un mono que se zurra sobre los sufridos administrados, por supuesto este acto simbólico provoco que medio millón de empleados públicos votaron en contra de él y a favor de Fujimori, en agradecimiento el Japonés expulsó cuatrocientos mil empleados púbicos en su mandato, pero igual los reemplazo posteriormente, mantuvo la provisionalidad de los puestos y que los sucesivos gobiernos han preferido mantener como una forma de sostener una clientela política frente a la carencia de una institucionalidad partidaria que le otorgue cuadros políticos leales.
Tampoco con esto queremos ocultar que detrás de la burocracia se han movido los intereses partidarios y personales de los sucesivos gobiernos para copar los puestos públicos al margen de si están preparados para el puesto burocrático, es imposible alejarnos de estas tentaciones, sin embargo hoy día hemos llegado a extremos; si al principio los Ministros y los Vice Ministros y los asesores eran las únicas personas que deberían dejar sus puestos cada vez que haya un cambio de gobierno o de Ministro, pero dejando una burocracia suficientemente experta y cuajada para continuar con el funcionamiento de entidades estatales, hoy en día los empleados públicos no tienen la estabilidad necesaria para realizar sus funciones, cada vez que se cambia de Ministro, Vice Ministro o un Director General, las personas son fácilmente removibles de sus puestos, sin importar el criterio técnico de la salida de los empleados públicos, por supuesto los únicos difíciles de expulsar son aquellos pocos nombrados y sobrevivientes a la poda del fujimorismo, los demás empleados resultan descartables.
Esta inestabilidad institucional es la que encontramos en el Ministerio de Transportes y ha calado de los puestos más elevados hasta los puestos de menor categoría, hoy en día un cambio de Ministro o Vice Ministro, da como resultado que mañana ya no esté el Director de la Concesiones o de la DGTT y con ellos también se van los asesores técnicos y hasta las personas que llevan el café a las reuniones, definitivamente así como están las cosas es imposible que el Estado Peruano pueda preservar o conservar un grupo humano en cada sector que tenga la experiencia y el bagaje para enfrentar los problemas sectoriales que se presenten en el día a día, ni administrativamente ni políticamente.
Pero este problema de desequilibrio institucional no es un problema que se queda a la interna del Ministerio, afecta de manera directa a los operadores del transporte terrestre, por cuanto cada vez que se cambia un Ministro o Vice Ministro, el que viene siente la necesidad ante la ignorancia y/o falta de equipos técnicos que lo acompañan, asume que los problemas se resuelven cambiando las normas y proponen una nueva regulación, pero eso no es lo más grave cuando estas nuevas autoridades en su afán de tener gente de confianza, reemplazan a los equipos de asesores que ya han tenido un periodo de aprendizaje sobre los problemas del sector por otros profesionales totalmente inexpertos, quienes sin el conocimiento de causa y la pericia debida se atreven a resolver y proponer respuestas que llevan generar mayores conflictos entre la autoridad y los operadores de transporte.
Tenemos un círculo vicioso del cual no vamos a salir por cuanto la vida institucional publica de nuestro país no la vamos a resolver cambiando personas, al contrario preservando a las personas en los puestos públicos es posible que con el tiempo podamos lograr acumular experiencia y un bagaje cultural burocrático, valga el término; no hay manera de luchar contra la informalidad en las actividades económicas, donde esta lucha lo hagan personas que en su vida diaria tengan una estabilidad en sus puestos dentro de la administración pública, sin embargo hoy día los hemos convertido en simples informales de sus puestos de trabajo, muy poco podemos esperar en la lucha contra la informalidad.