EL MIGRANTE, EL MERCADO MAYORISTA Y EL TRANSPORTE INTERPROVINCIAL
Ver las imágenes en el televisor, hace pocos días, de cómo la Municipalidad de Lima concreta la esperada demolición del Ex-Mercado Mayorista de Lima, su traslado a una infraestructura en Santa Anita y, sobre sus escombros construirá un parque al cual denominará “El Migrante”, refleja un avance hacia la modernidad de una ciudad totalmente colapsada. La Alcaldesa Susana Villarán, también nos dice que se ha concluido con una etapa de más de 70 años de desorden en la historia de la ciudad, por lo que no debe haber un paso atrás, tan igual como se viene actuando en el ordenamiento del transporte urbano; por eso no llama la atención que los afectados por estos dos hechos hayan coincido en una marcha ante el poder judicial: transportistas y comerciantes, no han logrado el respaldo de la opinión pública, incluso la prensa anti- Susana los ha abandonado.
Este derruido Ex –mercado mayorista tienen alguna vinculación con el transporte interprovincial, por supuesto que sí. Porque hace más de 70 años en el Perú se dio reconocimiento legal al servicio de transporte interprovincial de pasajeros (mediante la Resolución Suprema del 23/09/1941) a la cual se le denominaba como transporte colectivo en contraposición al servicio de transporte en taxi que era un servicio individualizado, en aquellas épocas transportar personas en grupo en vehículo automotor, tanto en la ciudad como hacia otra ciudad, representada la misma modalidad, transporte colectivo de personas en autos o en ómnibus, no importa por donde se caminará.
Sin dejar de mencionar, que la historia del transporte de personas está compuesta también por el traslado de personas en camiones, modalidad que posteriormente se le denominará transporte mixto, se transportaba mercadería y personas en el mismo vehículo de carga; a diferencia del transporte colectivo en autos y ómnibus que en sus orígenes era un transporte entre Lima y las ciudades de la costa, las ciudades de la sierra en un inicio se vincularon con la capital a través de los camiones de carga, que fue el medio que más se utilizó para convertir a Lima en paraíso de la migración.
Por supuesto, estos no son los antecedentes del transporte de pasajeros en el Perú, como nos recuerda Ricardo Cantuarias (EL transporte en Lima del Virreinato a la República, IRA, 1998, P.116) en sus inicios era un servicio de élite, sólo para nobles y religiosos, mediante una litera cargada por cuatro o tres mulas dispuestas de a dos o de una tanto en la parte delantera como en la parte posterior, este tipo de transporte se mantuvo hasta el año de 1840, para luego dar paso al transporte de cabotaje vía barcos de vapor entre las ciudades de la costa, estas últimas como puertas de entrada a las demás regiones alejadas de la costa del país, sin que esto haya significado en su momento un factor de masividad en este tipo de transporte, seguía siendo el traslado de personas un transporte élite.
Recién con la presencia del vehículo automotor se da inicio de la masificación del servicio de transporte de personas, donde la élite pasan a ser lo menos y el populacho de las ciudades de la costa y los centros poblados de la sierra son los que utilizan el excedente de los autos de la ciudad de Lima y los camiones de carga para aventurar nuevas modalidades de transporte.
El ómnibus de carrocería de madera (llamada góndola según Margarita Pertrera en: La Experiencia de la propiedad social en la actividad del transporte terrestre, PUCP; 1977) y el camión fueron el instrumento que le permitió al migrante recalar en mayor número hacia la ciudad de Lima, y por supuesto, es la zona de La Victoria (formó parte del distrito de Miraflores) en un inicio la que soporta dicho desborde popular, la Parada como la puerta de entrada para toda esta migración, por supuesto escenificada en el gran impacto que causaba en los migrantes de aquella época el fenecido Ex-Mercado Mayorista.
El migrante empezó a poblar las zonas aldeanas de este gran mercado, incluso las primeras invasiones en Lima aparecieron en esta zona del Cerro San Cosme y su alrededores, mítica es la figura del organizador de las primeras invasiones en la capital Ernesto Sánchez Silva (Poncho Negro) para después el migrante seguir ocupando otras zonas de Lima como el Distrito de San Martín de Porres y posteriormente los cerros de Independencia, Comas, San Juan de Miraflores, Villa María del Triunfo, Villa El Salvador, etc.
Esta incontenible ola humana de provincias sobre la ciudad de Lima, también presionó sobre los barrios residenciales y populosos como Breña, Jesús María y Pueblo Libre, Surco, especialmente estos migrantes, los que mantuvieron un lazo permanente con sus lugares de origen, ese ir y volver a su lugar de origen con cierta frecuencia, fue también lo que originó y potenció el crecimiento y la formación del transporte interprovincial de pasajeros como una actividad formal, es impensable que el transporte interprovincial pueda haberse consolidado como tal sin el impulso de la fuerte migración provinciana hacia la ciudad de Lima y la nostalgia de volver hacia sus orígenes.
Al igual que el mercado mayorista de la parada, el transporte interprovincial de pasajeros tiene la misma cantidad de años de existencia, pero la diferencia es que el mercado no existe más en el mismo lugar, como tampoco tiene la misma funcionalidad de antaño, al contrario se ha modernizado y se ha establecido en mejores condiciones en el distrito de Santa Anita; mientras tanto, el Transporte Interprovincial de pasajeros ha pasado por múltiples vaivenes, desde sus inicios como un servicio precario prestado en primer lugar en automóviles y camiones, para después pasar hacer prestado en ómnibus de madera y luego en carrocerías de fierro.
Como no mencionar la primera empresa interprovincial de pasajeros en el Perú, según Jorge Basadre la Agencia Ñopo que inauguró la ruta Lima-Trujillo en Junio de 1929, para sumarse la Estación el Sol de Rafael Salardi, luego la Empresa Bernales; la Empresa América de Augusto Balbi de Amezaga inauguró el primer servicio en la ruta Lima-Casma-Huaraz, se puede decir que fue la primera agencia de pasajeros hacia la sierra en el Perú ( Basadre Grohmann, Historia de la República del Perú 1822-1933, T. 14, P. 180) estos servicios no eran permanentes estaban en función a la demanda de pasajeros.
Recién a partir de 1930 se pudo implementar por primera vez un servicio diario en el transporte interprovincial, implementado por la Empresa Mendoza en la ruta Lima-Ica e intermedios, se presenta como la primera manifestación de ofrecimiento de un servicio que denotaba algo más que transportar personas, satisfacer la necesidad del viaje con un plus adicional, el servicio diario fue una revolución en su momento.
Sin embargo este transporte interprovincial en autos o en ómnibus, no era un servicio masivo, estaba restringido aún un segmento reducido de la sociedad de aquella época, es el camión o el transporte mixto el que constituye la herramienta que logra darle masividad a la migración de la población de las provincias hacia la Capital, entre sacos y verduras el migrante fue desfilando por el Ex mercado mayorista para hacerse un lugar en Lima, por eso el apego nostálgico y vinculante que hay con este gran mercado.
El vínculo entre Mercado Mayorista y Transporte Interprovincial de pasajeros se ha dado a través del Migrante y la informalidad que representaba su traslado de provincias hacia la capital, resulta increíble que nos hayamos preocupado por formalizar la mercadería que se consume diariamente en la ciudad de Lima, que hayamos tomado conciencia que la informalidad de dicho mercado representaba no solamente desorden, contaminación ambiental, pobreza urbana, sino también la presencia de la delincuencia en la zona, por eso tenemos un muevo Mercado Mayorista ordenado y controlado por las propias autoridades en el Distrito de Santa Anita.
Mientras tanto, el compañero de viaje el Transporte Interprovincial de pasajeros lejos de avanzar, actualmente sufre una regresión, debido a que nadie quiere enfrentar su informalidad, la cual actúa como si estuviéramos en los años 40 del siglo pasado, trasladando personas en vehículos menores, de nada ha servido el esfuerzo de los operadores de antaño de consolidar sus empresas y adquirir ómnibus, como tampoco el esfuerzo del Estado por décadas de años promocionar y procurar que las empresas reemplacen los autos colectivos por ómnibus, si al final la omisión permite que cualquiera tenga un vehículo menor pueda realizar transporte interprovincial de pasajeros sin que ninguna autoridad diga absolutamente nada.
Resulta sorprendente que la ciudad de Lima haga el esfuerzo gigantesco de erradicar las combis y los autos del transporte urbano en la ciudad, mientras tanto en el transporte interprovincial de pasajeros se viene precarizando con el ingreso cada vez mayor de autos y camionetas, lo peor es que es el propio Estado con inacción de sus autoridades nacionales y regionales quienes permiten esta regresión del transporte interprovincial de personas, peor aún lo políticos que han nacido de la regionalización los que más apoyan políticamente el servicio interprovincial de pasajeros en vehículos menores.
Al final, tenemos un nuevo y moderno Mercado Mayorista, controlado, ordenado y bajo el gobierno de la Municipalidad de Lima, en tanto su compañero de viaje el Transporte Interprovincial parece haberse detenido en el tiempo queriendo regresar a las mañas de antaño, donde se prestaba este servicio en automóviles y de manera informal, donde la élite solo se transportaba con ciertos cánones de formalidad y el resto en absoluta inseguridad, hoy día no estamos lejanos de esto, sino miremos como las empresas del transporte interprovincial, sobre todo las consolidados, frente a la alta informalidad del servicio se están refugiando en los servicios diferenciados, aquellos que la población con poder adquisitivo pueda acceder, pero los demás que no lo pueden, que se los coma el tigre, que viajen en los autos o en las camionetas van, en la inseguridad de siempre.